La
Justicia argentina cerca a un empresario icono del kirchnerismo
Lázaro Báez se niega a declarar
en una causa por lavado de dinero. El juez lo envía a una prisión de máxima
seguridad
Buenos
Aires 6 ABR 2016 - 21:33 BRT
El empresario Lázaro Báez se negó a declarar ante
el juez en una investigación por lavado de dinero AFP
El empresario argentino Lázaro
Báez, amigo personal del expresidente Néstor Kircher (2003-2007), vive una de
sus peores pesadillas. No por lo inesperada, sino por la velocidad con que se
hizo realidad. Los medios de comunicación argentinos llevan tres años
vinculándolo con supuestos negocios sucios del kirchnerismo, hasta el punto de
que Báez se convirtió en un icono de la corrupción. Pero la Justicia apenas
había logrado rozarlo. El martes por la noche todo cambió para Báez. La policía
rodeó en el aeropuerto de San Fernadno, en las afueras de Buenos Aires, el
avión privado que lo trasladaba desde Río Gallegos, la ciudad donde vive en la
provincia patagónica de Santa Cruz. Minutos después, las cámaras de televisión
mostraron su traslado esposado y con chaleco antibalas. Hoy se presentó
finalmente ante Sebastián Casanello, el juez que pidió su detención, pero se
negó a declarar. El magistrado decidió recluirlo en la cárcel de máxima
seguridad de Ezeiza, 25 km al oeste de la capital argentina.
Báez estuvo media hora ante el
juez, presentó un escrito y no respondió preguntas. En el texto se refirió a un
vídeo que fue origen de todos sus males: en él se ve a su hijo Martín, también
detenido, mientras cuenta millones de euros y dólares en una financiera. Báez dijo
que los billetes no eran prueba de lavado de dinero, como sospecha Casanello,
sino fruto de su trabajo como constructor. Lo que mostraron las cámaras,
escribió, no fue más que el paso previo a la compra de un campo.
El caso Báez ha acaparado la
atención mediática en Argentina, una buena noticia para el presidente Mauricio
Macri, que desde el domingo tuvo que defenderse de la revelación de una empresa
a su nombre, y no declarada, en Bahamas. Con el arresto de Báez las miradas se
desviaron hacia situaciones menos comprometedoras para el presidente.
Lo cierto es que la embestida
judicial contra el entorno de Cristina Kirchner sumó la caída de un nuevo
alfil. El sábado había terminado en la cárcel un
exsecretario de Transporte de la gestión kirchnerista, Ricardo Jaime,
investigado por pagar a España y Portugal 100 millones de dólares por material
ferroviario inservible.
Lázaro Báez se enriqueció con adjudicación de obra pública durante el
kirchnerismo AFP
El juez decidió emitir ahora la orden de captura
contra Báez cuando se enteró de que su viaje entre Río Gallegos y Buenos Aires
no tenía plan de vuelo, y temió una fuga “El avión no informó el plan de vuelo
y por eso se avisó al juez de la causa. Al no tener claridad de adonde iba el
avión, el magistrado ordenó la detención”, explicó la ministra de Seguridad,
Patricia Bullrich. El empresario dijo a los policías que lo apresaron que voló
hacia Buenos Aires, justamente, para declarar ante Casanello el jueves, cuando
tenían fecha su indagatoria. Mientras Báez caía en San Fernando, otro operativo
policial en un barrio de Buenos Aires detenía al encargado de sus finanzas,
Daniel Pérez Gadín. El hijo de Báez, Martín, también terminó preso. Los tres se
presentaron hoy ante Casanello.
Han sido detenciones de alto impacto político. El
enriquecimiento acelerado de Báez y su cercanía con los Kirchner lo convirtió
en blanco de sospechas de corrupción. Báez era un cajero del Banco Provincia
cuando conoció a Kirchner, entonces alcalde de Río Gallegos. Y se apuntó a su
estela. Desde que su amigo se hizo gobernador, y después presidente, el cajero
inició una carrera ascendente que lo ha llevado a lograr hasta 800 millones de
dólares en contratos públicos en 10 años. Con ese dinero ha comprado
263.000 hectáreas de terreno hasta convertirse en un gran terrateniente. Y
también adquirió casi todas las empresas de obra pública de la zona, hasta
hacerse con la mayoría del mercado. Báez se hizo muy rico y se construyó una
espectacular mansión a las afueras de Río Gallegos.
Las investigaciones judiciales en su contra se iniciaron
durante el kirchnerismo, pero a paso lento. Con la llegada de Macri a la
presidencia tomaron una velocidad de vértigo. La duda es ahora hasta donde
estará dispuesto a hablar Báez y cuánto tendrá para decir. Aún no ha dicho nada
revelador, pero su estrategia podría ser diferente si se siente cercado. El
martes adelantó algo en una respuesta que dio por mensaje de texto al diario OPI, de Santa Cruz. "Creo que ya
es hora de decir mi parte", escribió. El diario le pidió más precisiones
sobre cuáles serían las revelaciones, pero hubo silencio.
Para el oficialismo todos los caminos conducen a
Cristina Kirchner, el premio mayor. La excandidata presidencial Elisa Carrió,
referente de la coalición oficialista Cambiemos y cercana a Macri, ha sido una
de las principales promotoras de las denuncias contra Báez. Ayer no tuvo
reparos en acusar en forma directa a la expresidenta. "Báez era empleado
de Néstor y a la muerte de Néstor seguramente se quedó con algo, pero la jefa
sigue siendo Cristina", disparó Carrió.
El juez Casanello, sin embargo, ha negado que la
investigación por lavado de dinero contra Báez involucre en el futuro a
Cristina Kirchner. “No está involucrada”, dijo, antes de aclarar que ni
siquiera la llamará como testigo. Pero el fiscal de la causa, Guillermo
Marijuán, no se mostró tan convencido. “Después de más de 30 años en el
Ministerio Público”, dijo, “si hay algo que aprendí es que cuando empezamos una
investigación no descartamos el nombre de ninguna persona". Cristina tiene
su cita personal con la Justicia el 13 de abril, cuando deberá declarar en una
causa iniciada contra exdirectivos del Banco
Central por
operaciones de venta de dólares a futuro, durante las últimas semanas de su
gobierno.
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